martes, 22 de febrero de 2011

Obelix

Obélix: Galo fortachón, habitante de la aldea que resiste todavía y siempre al invasor romano.
Es el único hijo de Gelatina y de Obelodálix, del cual heredó una cantera situada en la aldea, en la que trabaja tallando y repartiendo menhires.

El nombre de Obélix es una clara referencia a “obelisco” (en francés, “obélisque”) ya que el personaje, por su corpulencia y el menhir que habitualmente transporta, recuerda la forma de uno de esos monumentos pétreos.

Al igual que ha ocurrido con otros personajes de la serie, el físico de Obélix ha ido evolucionando con los años hasta el aspecto actual.

Obélix es el mejor amigo de Astérix, y juntos emprenden muchas aventuras que les llevan a realizar numerosos viajes.
En uno de estos viajes un perrito se unió a los amigos, y pronto se convirtió en la mascota de Obélix, el cual le dio por nombre Idéafix (también se le llama Idéfix).

Astérix y Obélix nacieron el mismo día, en el año 85 antes de Cristo (bajo el signo del castaño), y ambos crecieron juntos en su querida aldea.

Un día, mientras los mayores luchaban contra los romanos, ambos amiguitos se introdujeron en la choza de Panorámix, el druida de la aldea, y llevado por su apetito Obélix cayó accidentalmente en la marmita que contenía la poción mágica que da fuerza sobrehumana.


A partir de ese momento los efectos de la poción mágica se hicieron permanentes en nuestro repartidor de menhires. Como de volver a catar esa poción los efectos en Obélix podrían llegar a ser nefastos el druida no le permite tomarla, cosa que a él le fastidia mucho.


En cierta ocasión pese a las advertencias de Panorámix el bueno de Obélix termina por volver a probar la poción, y los efectos que le causa son desastrosos: primero se vuelve de piedra y tras los cuidados del druida retorna a su edad infantil.

Es el poder de la amistad el que hace que Obélix recupere su estado natural al ver en peligro a su amigo Astérix.

De carácter tímido y sensible, este glotón empedernido se divierte de lo lindo cazando jabalíes (su plato favorito) en el bosque cercano a la aldea.

También le encanta zurrar a los romanos cuyos cascos colecciona al igual que hiciese su padre.


Tampoco desprecia la bebida lo que a veces le hace perder un poco la cabeza.
Enamoradizo donde los haya, le hemos visto en diferentes ocasiones caer rendido ante los encantos femeninos.

En el álbum “El Aniversario de Astérix & Obélix. El Libro de Oro” Albert Uderzo nos ha mostrado un Obélix octogenario que continua viviendo en su indomable aldea de siempre.


En el mismo álbum se publicó la aventura 'Obélisc'h', en la que conoceremos el árbol genealógico de los descendientes de Obélix.


Contrapunto de Astérix, el inocente e infantil Obélix es el héroe que prefieren todos los lectores: los sondeos le sitúan a la cabeza de los personajes favoritos de la aldea. Bueno, todos… menos los romanos, y es que como diría Obélix: “están locos esos romanos”.